Lituania es un país con una rica herencia cultural y una naturaleza impresionante, lo que ofrece a los visitantes una variedad de actividades interesantes. En Vilna, la capital, uno puede explorar su casco antiguo, que es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, con sus callejones pintorescos y una serie de iglesias barrocas. El barrio de Užupis es también un lugar intrigante debido a su declaración de independencia y su ambiente bohemio.
En el centro del país, el castillo de Trakai es imperdible, situado en una isla en el lago Galvė, es un espectacular testimonio de la historia medieval del país. Para aquellos interesados en la naturaleza, el Parque Nacional de los Lagos de Plateliai ofrece numerosas actividades al aire libre como senderismo y ciclismo. El parque es ideal para disfrutar de la tranquilidad y la belleza natural.
Un viaje a Lituania no estaría completo sin visitar la Colina de las Cruces, cerca de Šiauliai. Este sitio es un importante símbolo de la fe cristiana y la resistencia del pueblo lituano. Para los interesados en playas, el Curonian Spit, un tramo de tierra entre el mar Báltico y la laguna de Curlandia, es famoso por sus dunas de arena y bosques de pinos, ideal para relajarse y disfrutar del paisaje. Además, no se debe perder la oportunidad de probar la cocina local, especialmente en mercados tradicionales o pequeños restaurantes que sirven platos típicos como el cepelinai y el šaltibarščiai.
Finalmente, el museo del Diablo en Kaunas ofrece una experiencia única y algo peculiar para quienes disfrutan de lo inusual, presentando una colección de arte y figuras que representan al diablo. En resumen, Lituania ofrece una mezcla de historia, cultura y naturaleza que puede satisfacer a una amplia gama de intereses.