En la Polinesia Francesa, hay muchas actividades interesantes para disfrutar. Un aspecto destacado es explorar las playas de arena blanca y las lagunas turquesas, especialmente en Bora Bora y Moorea. Estas islas son famosas por sus paisajes impresionantes y aguas cristalinas, perfectas para nadar y bucear.
Otra actividad recomendada es hacer snorkel o buceo en los arrecifes de coral, que albergan una rica diversidad marina. Las comunidades de coral en Rangiroa y Fakarava ofrecen algunas de las mejores experiencias subacuáticas de la región. Para los amantes de la naturaleza, la observación de ballenas es una experiencia emocionante. De julio a noviembre, las ballenas jorobadas migran a estas aguas tropicales, ofreciendo la oportunidad de verlas de cerca.
El senderismo en la isla de Tahití permite descubrir la belleza natural del interior, con rutas que llevan a cascadas escondidas y vistas panorámicas. Además, es posible sumergirse en la cultura local en Raiatea, considerada la cuna de la cultura polinesia, explorando sus sitios arqueológicos.
Para quienes buscan algo más relajado, disfrutar de una cena tradicional con un luau polinesio es una bella manera de experimentar la cultura y la gastronomía local. Finalmente, un paseo en canoa o barco tradicional por las tranquilas aguas es una forma ideal de terminar el día, disfrutando de un atardecer en el horizonte. La combinación de belleza natural y rica cultura hacen de la Polinesia Francesa un destino notable para los viajeros.